
A pesar de que los videojuegos y el cine se están llevando toda la atención, la realidad virtual tiene todavía muchos terrenos por explorar. Desde la medicina hasta la manera en que navegamos por internet, los expertos dicen que la irrupción de la realidad virtual lo cambiará todo. Uno de los campos que más me llama la atención es el de los sistemas penitenciarios.
Las cárceles de la mayor parte del mundo son pesadillas hechas realidad. Incluso en Europa, donde los gobiernos socialistas se han preocupado por defender la dignidad de los presos, las cárceles están masificadas y la violencia y el maltrato se sufren cada día. En España las cifras indican 119,6 presos por cada 100 celdas y una condena media superior a 17 meses, pero si nos vamos a Estados Unidos flipas con los datos.
No solo hay más de 730,000 presos encerrados ahora mismo, más del triple que en 1983, sino que el coste para los contribuyentes se ha cuadruplicado desde entonces hasta 2011. Con tan solo el 5% de la población mundial, E.E.U.U. tiene el 25% de los presos del mundo. El gasto también ha subido de 5.7 mil millones de dólares a más de 22.000 millones al año.
Para conocer las condiciones en países en vías de desarrollo solo hace falta una búsqueda en YouTube para que se te quiten las ganas de fumar marihuana en Tailandia.
Pero ¿por qué realidad virtual?
El sistema actual basado en la privación de libertad de personas conflictivas y potencialmente peligrosas conlleva además un fin correctivo. Se supone que no se condena a las personas solo para castigarlas sino para reformarlas, pero eso rara vez ocurre. Además, las condiciones de vida en una prisión alejan a los reclusos de un entorno social “natural”, modificando su conducta en la mayoría de los casos a peor.
Con la irrupción de la realidad virtual ¿se podrían recrear entornos favorables para los presos? ¿Existe la posibilidad de trasladarles a un entorno abierto en el que puedan “vivir” libremente sin perjudicar a nadie, a la vez que aprenden y aprendemos de su conducta? Pero quizá la pregunta más importante es si deberíamos hacerlo.
Estos son 3 posibles aplicaciones de la realidad virtual para cambiar el sistema penitenciario actual. No significa que sean ideales, alguno de hecho es tan distópico que puede parece un capítulo de Black Mirror, pero sabemos que en la tecnología y la ciencia, siempre que algo se pueda hacer, alguien habrá que lo haga sin importarle si debe o no.
1 – Rehabilitación Virtual
Virtual Rehab es una start up de Nueva York que quiere usar la realidad virtual en las prisiones con fines formativos y de rehabilitación. Su misión es revolucionar el aspecto correccional de las prisiones con experiencias inmersivas y realistas.
La aplicación formativa consiste en realizar trabajos y oficios a la vez que se relacionan con jefes y encargados virtuales, recreando la vida fuera de prisión. La rehabilitación psicológica pone a los presos en situaciones cotidianas, o a veces en situaciones límite que les ayudan a enfrentarse a sus frustraciones o superar sus adicciones.
Según datos de The RAND Study, Begin To Read y el Ministerio de Justicia norteamericano, más del 60% de los reclusos son analfabetos y la mitad de los 7000 mil que se ponen en libertad vuelve a prisión al cabo de 3 años. La formación con realidad virtual facilitaría su inserción en el mercado laboral y reduce sus posibilidades de reincidir.
2 – Empatía y concienciación
Todos hemos visto cárceles en series, películas y vídeos pero una cosa es verlas y otra muy diferente estar en ellas. Amnistía Internacional lanzó unos vídeos inmersivos para saber lo que supone realmente estar en una prisión en Syria.
Saydnaya es una prisión militar situada al norte de Damasco, famosa por la crueldad de sus torturas. Amnistía Internacional la recreó en realidad virtual para mostrar al mundo la crudeza de la vida en ella. A través de testimonios de supervivientes y gracias a la ayuda de arquitectos ahora puedes “visitar” Saydnaya a la vez que escuchas los relatos de personas que salieron de ella con vida.
El caso de Saydnaya es tan extremo y el conflicto Syrio tan dramático que puedes pensar que es un caso aislado del que no tenemos por qué preocuparnos en occidente. No es del todo así. The Guardian produjo un vídeo escalofriante de las condiciones de los presos en una celda de aislamiento. Actualmente hay entre 80.000 y 100.000 personas en celdas de este tipo solo en Estados Unidos, pasando 23 horas al día sin salir de ellas y sin ningún contacto humano. Los castigos pueden durar días, meses o incluso décadas.
Sin realidad virtual no podríamos ni imaginar lo que supone vivir una situación así. La presión pública podría ayudar a cambiar las condiciones de las prisiones y las de sus reclusos.
3 – Libertad simulada
No hay datos sobre ninguna start up o empresa que esté buscando aplicar este tipo de tecnología al sistema penitenciario pero podría ser cuestión de tiempo. La realidad virtual, la realidad aumentada y la realidad mixta podrían ser utilizadas para trasladar a los presos a un entorno diferente sin salir de sus celdas o incluso de sus hogares.
Magic Leap está desarrollando una tecnología que supuestamente interviene la información que va del ojo al cerebro. Es prácticamente engañar a nuestros sentidos para crear una nueva realidad. Imaginemos que un gobierno permitiese conectar a los presos a simulaciones realistas. Que un recluso pueda ser alimentado y mantenido con vida por vía intravenosa mientras “vive” en un lugar recreado por terceros en el que lo que ocurre está siendo controlado y monitorizado.
Autor: Jeny Kenn
La idea es delirante y éticamente raya la locura, pero la ética no parece ser la principal preocupación de la mayoría de los sistemas penitenciarios. Las ventajas, por otro lado, serían la cantidad de datos que se podrían extraer del comportamiento de los presos en una situación de libertad simulada. Sus patrones de conducta, los detonantes que les llevan a cometer los crímenes y otra información podría ayudar a tratarles mejor y a desarrollar tratamientos para presos con conductas similares.
Otra pregunta que deberíamos hacernos es hasta qué punto los presos prefieren vivir en una celda de la realidad consensuada a estar en un entorno virtual pero menos hostil. Otra pregunta que habría que hacerse es si lo que nos molesta es que un criminal esté siendo vigilado y reformado en lugar de castigado.
¿Es posible?
Las dos primeras son una realidad. La visibilidad que están dando a la realidad penitenciaria es cada vez mayor, y su poder empático indudable. El futuro de Virtual Rehab dependerá de la aceptación de las instituciones y del desarrollo de su tecnología. El software se ve todavía embrionario y poco realista, y la interacción es más parecida a un examen del carnet de conducir que a una partida del GTA.
La tercera vía es la más cercana a la ciencia ficción, pero cuando dentro de 20 años salga la noticia en algún medio, recuérdalo: lo leíste primero aquí.
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